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'ChilexPeru' Una semana cap 14

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RosettaLancrau's avatar
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Capítulo 14.-


Un paseo al amor

Luego de unas pocas horas, unos profundos ojos marrones comenzaron a abrirse y poco a poco su portador empezó a tomar conciencia de lo que había pasado. Miró a su alrededor, estaba en una cama desconocida no muy ostentosa, en una habitación muy pequeña y de madera. Se volteó lentamente encontrándose con el rostro de una anciana que lo observaba.
- ¡ah! – gritó por la impresión sentándose de golpe.
Lástima que había una de esas dichosas lamparitas que cuelgan, se golpeó la cabeza y volvió a caer sobre la cama con un enorme dolor.
Por lo menos no había quedado inconsciente de nuevo.
- tranquilo m'ijo, no se mue'a tanto que se va a caer de nue'o.
- ah-ahh… ¿qué… qué hago aquí?
- tranquilito no máh, si se desmayó y loh chiquilloh lo trajeron pa' acá – respondió la anciana con mucha sublimidad -. ¡¡Manolooo!! ¡¡Despertó el chicoco!!
Miguel sintió una extraña tranquilidad al oír el nombre de Manuel y por alguna razón saber que estaba con él lo tranquilizaba y lo hacía sentir seguro.
Manuel entró a paso presuroso y se acercó a la cama.
- erí' bueno para desmayarte tú – recriminó sin mucho ímpetu.
Miguel lo miró estupefacto por unos segundos, luego se pasó la mano por el pelo y articuló débilmente.
- todo es culpa tuya, yo no solía desmayarme.
El chileno sólo rió suavemente y le pidió a la anciana que saliera de la habitación dejándolos por un momento. Ella se puso de pie y salió entonces Manuel se sentó en la  silla junto al lecho.
- ella es la mami Laura, lleva mucho tiempo viviendo aquí y es la más viejita, es re buena persona por eso es querida por todos.
Hubo un gran silencio entre ellos.
- ahh… - suspiró el ojimiel – Mira, lo que pasa es que yo conozco al weón con el que me puse a pelear… si fue una pelea de broma, nosotros siempre leseamos así.
- ustedes… ¿ustedes son amigos?
- s-sí… de hecho somos muy amigos; él es mi perro y yo lo quiero caleta.
- ¿pe-perro?
- ¡si poh! Mi perro: mi 'man', mi amigo infaltable ¿cachai'?
- está bien, entonces… si ustedes son amigos, y esa era una pelea de broma…
- …
- ¡¡¡Tú podías haberlo dicho antes!!! ¡No tienes idea de cuánto me preocupé! ¡Por eso me terminé desmayando, chileno inconsciente!
- ya… sorry. Es que nunca pensé encontrarme con el Fabián ahí poh, y siempre nos saludamos haciendo esas tonteras.
- oh.
Manuel le contó a Miguel que la primera vez que viajó a Arica tenía 12 años y en uno de sus colapsos mentales por exceso de estudio (e injusticia), escapó del hotel donde se alojaba con sus padres y corrió y corrió hasta que llegó a esa población olvidada por la municipalidad. Estaba muerto de miedo, pero entonces se encontró con aquel chico, Fabián, que lo tranquilizó y se hicieron amigos. A partir de eso fue que conoció a todos los jóvenes y adultos de por ahí y se sorprendió de que a pesar de no ser un buen barrio, habían personas con buenas intenciones y que por ellos no debía de juzgar. Luego de ese día, pasó a diario a visitar a sus amigos y también todas las otras veces que fue a Arica. Él y Fabián tenían una muy estrecha relación y aquellas personas que conoció allí eran lo más cercano a lo que podía considerar familia.
Luego de un momento de conversaciones (y de mucha paciencia ya que Miguel no lograba asimilar la situación), Fabián entró en el cuarto un tanto preocupado.
- oe', ya llevan cachá de rato aquí poh – dijo dirigiéndose a Manuel, luego miró al peruano -. Hola – y le sonrió suavemente.
-  hola – respondió el peruano.
- ya poh, vamoh a dar una güeltecita – dijo a Manuel.
- ya, ya – respondió el serenense. Luego preguntó a Miguel - ¿te tinca?
- bien – y sonrió débilmente.
Así lo hicieron.

Caminaron por las calles de la pequeña población saludando a muchos amigos de Manuel y de Fabián, ellos la estaban pasando muy bien juntos. Por otro lado, Miguel se sentía algo excluido, pero pensó que eso era lo mejor de todas formas, ya que Manuel merecía ese momento, se veía tan alegre y sonriente, como nunca lo había visto antes, así que simplemente permitió que se olvidase de él por ese momento, ya que era suficiente con poder apreciar esa cálida sonrisa dibujada en su casi permanentemente apesadumbrado rostro.
Cuando ya fueron las seis de la tarde Fabián se despidió y ambos chicos llegaron a una tienda pequeña que atendía un hombre mayor de unos 60 años. Él y Manuel se saludaron contentos y finalmente, éste recordó que estaba con Miguel.
- él es el tío Toño.
- un gusto – dijo el peruano extendiéndole la mano.
- ahh eh educa'ito el cabro. – Respondió el hombre - Un gusto también pueh joven.
- aquí quería venir desde un principio contigo poh Miguel. –continuó el chileno haciendo que el ojichocolate se sonrojara - ¿Te acordai' que estábamos hablando de la piscola y el pisco sour y todo eso?
- oh… sí, lo había olvidado.
- mira: el tío, hace los mejores tragos que he probado.
- oh sí.
- si poh, joven. Mire: yo soy afisionao' no mah pero sé hacer las cosas.
El hombre pareció llenarse de orgullo al decir esas palabras. Seguido se puso de pie y se dirigió a un pequeño bar en la parte de atrás de la tienda. Con mucha habilidad, casi mostrándoles un espectáculo a los muchachos, giró botellas, lanzó vasos y hielos sirviendo dos perfectas piscolas y se las sirvió.
- aquí tienen cabroh. Dihfruten.
Manuel tomó de inmediato su vaso y con la mirada incitó a Miguel a hacer lo mismo, éste con un poco de recelo tomó el vaso para posteriormente hacer un salud y beber el licor.
Miguel degustó un sorbo por unos instantes mientras que Manuel lo bebió todo al seco. Al finalizar, el chileno le dirigió una mirada de cuestión al contrario como pidiendo una respuesta al mismo tiempo que lanzaba un "te lo dije".
- e-está buena – articuló ligeramente sonrosado.
- ¡viste, viste! ¿Qué te dije? – exclamó con entusiasmo.
- aer', aer' ¿de qué me he perdío'? – preguntó el hombre con una sonrisa.
- nada, tío. Lo que pasa es que el Miguel decía que el pisco sour peruano era mejor que la piscola – finalizó con una aristocrática carcajada.
- pero si es más güeno poh – sentenció el hombre.
El ambiente se congeló unos segundos, hasta que…
- ¡JA! ¿vés? ¡Te lo dije!
- pe-pe-pero tío ¡qué onda!
- lo que pasa m'hijo es que todo depende de los gustos que usteh tenga. Por ejemplo yo prefiero el pisco sour bien fuertongo antes que la piscola, porque es más sabrosito –enfatizó restregando sus dedos pulgar e índice frente a su rostro -. Pero claro, mil veces antes que eso lo mejor es un buen vino chileno.
Ambos jóvenes entendieron que la discusión estaba terminada. Se dirigieron fijas miradas por unos momentos hasta que finalmente llegaron al acuerdo de "los gustos" citado por el hombre.
- ahora ¿qué leh sirvo?
- ya nos tenemos que ir, tío.
- tranquilo. Compartan un vasito y se lo toman rápido.
Manuel dudó hasta que finalmente terminó accediendo.
- ¿qué nos ofrece, tío?
- un güen Terremoto.


Cuando ya se estaba poniendo el sol, bajaron del taxi que los había conducido al morro de Arica, y una vez allí corrieron a la orilla para no perderse de nada.
- creí que lo habías olvidado, Manuel.
Manuel rió por lo bajo.
- nos atrasamos un poquito, pero llegamos justo.
El peruano le enseñó una hermosa sonrisa, la cual se vio aún más hermosa debajo de la suave luz rojo-anaranjada que centellaba el cielo en crepúsculo en ese momento.
Ambos jóvenes dirigieron sus miradas hacia el mar viendo la hermosa puesta de sol que nacía. Miguel estaba maravillado, nunca pensó ver tanta belleza y en una situación tan perfecta como aquella, estaba con Manuel, el muchacho al que tanto quería, que lo ayudaba, que lo cuidaba, aquel que había aprendido a querer a pesar de su tosca personalidad pero gran corazón, ese que lo cautivó desde el primer momento, desde el preciso instante en que sus miradas se encontraron fijas por primera vez y sintió como su corazón palpitaba.
Ahora lo observaba con discreción, lanzándole suaves miradas mientras que el otro, atento, sólo miraba el cielo naranja con una suave y sublime sonrisa decorándole el hermoso rostro y resaltando aún más esos ojos de oro que tanto fascinaba al peruano.
Corría una brisa helada, y por ella, ambos, casi por inercia se acercaron más el uno al otro compartiendo su calor.
Manuel observó un poco a su alrededor. Había una pareja a la distancia, sentados en una baqueta celebrando el momento con un romántico beso… Eso… ¿podría ser que…? ¿Podría ser que pudiera…? Tan sólo…
- ¿tení' frío, Miguel?
- e-ehh… s-sí, algo.
- hmm… - semi-suspiró pasando un brazo por sobre los hombros del peruano.
Miguel quedó estupefacto en ese instante, su corazón comenzó a latir a mil y sintió como la sangre se agolpaba en sus pómulos. Cerró los ojos con fuerza y sin pensarlo dos veces acurrucó su rostro en el hombro del muchacho, alcanzando a oír, como los latidos del chileno aumentaban en velocidad.
Ya basta. En ese momento el chileno supo que todo dependía de él. El destino ya había hecho suficiente.
Faltaban tan sólo unos pocos segundos para que acabara la puesta de sol. Ya anochecía con creciente velocidad, la misma velocidad con la que aumentaban los latidos fusionados de ambos corazones. Manuel tomó el rostro de Miguel con su mano izquierda y poco a poco comenzó a acercarse a sus labios rosas. Miguel también se acercó lenta y suavemente hasta que en el mismo momento en que el sol se volvió uno con el profundo mar sus labios se unieron en su suave beso que paso a paso comenzó a crecer.
Ambos, como guiados por un mismo instinto, repitieron las acciones cual espejo. Sus lenguas comenzaron a bailar, sus manos a acariciarse y sus labios a recorrerse dulcemente, con suaves mordidas, ligeros roces y profundas exploraciones.
Estuvieron así por quizás cuanto tiempo. Finalmente despertaron del ensueño en el momento que el frío viento nocturno les congeló los deseos.
Se separaron con suavidad y ambos muy agitados y con los rostros colorados se miraron fijamente por unos segundos hasta que decidieron con miradas que ya era tiempo de regresar.
En el camino no cruzaron palabras, ni abrazos, ni besos, ni caricias, nada. Se fue cada uno en su mundo mientras caminaban, mientras iban en el taxi, mientras entraban al hotel y llegaban a la habitación solitaria.

...
Hallo!!
Perdonenme la vidaaa!! Sé que me tardé mucho y no tengo esxusas :( Lo siento... pero bueno, a cambio les traigo este capítulo ligeramente más largo.

Espero que les guste mucho, ya nos vamos asercando al final de esta historia... se podría decir que vamos llegando al climax

En el siguiente capítulo creo que vendrá lo que todos esperan xDDD (?)

En fin, gracias por la paciencia y por seguir el fic. Se les quiere!

Auf wiedersehen!!





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